"El Joan" y la medicina tradicional ........

Son muchas las ocasiones en las que he recordado lo mal que lo pasé de pequeño por culpa de diferentes enfermedades o problemas relacionados con el crecimiento, seguramente todos y cada uno de nosotros los habremos padecido en más de una ocasión, pero que el tiempo ha guardado en un cajón que rara vez abrimos, puede que liberados tan sólo cuando estemos buscando un bálsamo para los problemas cotidianos que padecemos ahora, problemas inexistentes en la niñez, sin embargo hoy tenía ganas de urgar en la memoria (mi memoria), volviendo a imaginar como era la casa de mi abuela; la recuerdo un tanto oscura, con cierto olor a humo, corrientes de aire por dejar ventanas abiertas a banda y banda de la casa, además de un frío que nos obligaba a quedarnos junto a la chimenea, en la que siempre se cocinaba algo ......., las tejedoras o las estampadoras de sábanas hacían un ruido monótono, que obligaba a cerrar las puertas del taller de confección de esta manera el aroma a sábanas recién estampadas quedaba al otro lado de aquel la puerta tan grande, puerta pesadísima, imposible de mover para un niño de 5 o 6 años, de todos modos, mis esporádicas visitas se debían más a visitar a los padres de mi madre, es decir mis abuelos, a los que siempre traté de usted, quizás por el respeto que imponían ..... ver al "senyor Enric" con su sombrero, su bastón, su postura de mando; bastaba con que pronunciase (de manera ascendente) la palabra clave...... "MARÍAAA" para que mi abuela atendiese al instante para satisfacer el requerimiento del cabeza de familia ......; pese a la soltura con la que se movía mi abuela, su edad era ya una edad avanzada, aquejada de muchos males me acompañaba al "matachinos" (tiene gracia que a un curandero, anciano, le llamasen de este modo), supongo que el sobrenombre le vendría porque en su otra profesión debía ser matarife, no lo sé, tan sólo recuerdo alguna de las visitas que le hicimos, en las que siempre nos atendía igual, practicamente sin escuchar ni preguntar, untaba de grasa de cerdo mi frente, mi cogote, partes de mis brazos, acompañado de unos golpecitos en la cabeza, también recuerdo el olor del fósforo que utilizaba para calentar una cuchara llena de aceite, en la que mojaba un poquito de algodón que luego introducía en mi oido,......para concluir diciendo:"ja està curat"....., recuerdo que aquellas visitas costaban una fortuna, más de 100 pesetas, posteriormente, de regreso a la casa de mis abuelos (hoy es un bloque de pisos) veía a mi abuela como abría un pichón en canal, que luego colocaría sobre uno de sus pechos, como esperando que los bultos premonitorios de una enfermedad, curable hoy en día, desaparecieran, lo mismo que en la antigüedad hicieran los enfermos de gota, ... ¿quien no ha oido alguna vez la expresión..? "Todo el mundo sabe que la sangre fresca de un pájaro es el mejor remedio contra el mal de gota", sin embargo jamás ví que mi padre sacrificase ningún ave para protegerlo del insoportable dolor de los excesos gastronómicos......., de todos modos, aquel hombre al que llamaban"matachinos" conseguía que me desapareciese el dolor de oidos......, pasó bastante tiempo para volver a la consulta de un curandero, de hecho el trabajo de mis padres les limitaba en horario, nos obligaba a ir siempre de noche, tras el cierre, recuerdo que íbamos todos los hermanos a visitar a un curandero que atendía a su parroquia en el barcelonés barrio de gracia, en un piso oscuro, repleto de gente enferma, con todo tipo de dolencias, creo que estar en aquella sala me enfermaba un poquito más, era capaz de ver el dolor en las gentes que confiaban más en las manos de aquel hombre que en la medicina convencional, sus visitas eran relativamente rápidas, mientras mi madre le explicaba que nos pasaba, nos cogía uno a uno, nos apretaba con tres de sus dedos (corazón, anular e índice) en el pecho, describiendo círculos, siempre nos decía "està espaiat"....... nos cruzaba los brazos, se colocaba detrás, nos rodeaba con sus brazos sobre los nuestros, nos levantaba varias veces, hasta que oíamos el crujir de nuestras vértebras ...... "ja està" "que es prengui aixó amb aigua abans de cada menjar, i unes pastilles de magnesi"..... su cura milagrosa para cualquier enfermedad infantil consistía en lo mismo, todos recibíamos el mismo tratamiento, la misma cura para diferentes síntomas, pero sobrevivimos, pasó mucho tiempo para que volviera a visitar a otro curandero, esta vez fué algo improvisado, fué en el transcurso de unas vacaciones estivales por el nor-oeste de España, no recuerdo el año, puede que fuera en el año 2000, quizás 2001, tan sólo recuerdo que más que vacaciones culturales, fueron unos días de ilimitación gastronómica....., capaces de comer y comer, todo nos parecía bueno, parecíamos vivir en el paraiso de la abundancia, incluso disfrutamos de la archiconocida fiesta mayor de "Chan de Villar" donde el manolillo hizo famosísimo su "Viva este pueblo que no sé cómo se llama", en la zona berciana de León, muy próxima a Galicia, allí visitamos a unos amigos que nos descubrieron la belleza de aquellas tierras, de sus caldos, de sus costumbres, claro, a base de tanto exceso, alguna desgracia nos tenía que ocurrir, pues bien, al partir (no sé si de Pumarín, Balboa, Ambasmestas, o Cacabelos.....), al dejar libre el albergue donde nos alojábamos, hice un mal gesto que me paralizó el cuello, vamos, que me quedé tieso, para colmo era un domingo por la mañana, el dolor era insoportable, peor que eso!, no le deseo aquel dolor a nadie, me vinieron a la memoria los excesos gastronómicos acompañados de líquidos altamente graduados (además de bien puntuados), a veces sólo de imaginar aquellos manjares me vienen dolores corporales, sin embargo, alguien nos hizo una sujerencia, visitar a un hospitalero del camino de Santiago, creo que se trataba de un reencontrado (son las personas que se descubren a sí mismas tras una experiencia de meditación, ayuno, comunión ...., como un reencuentro espiritual que ayuda a abandonar el materialismo urbano), que ayudaba gratuitamente a todos los peregrinos, supongo que estaría especializado en ampollas en los pies, tendinitis, lumbalgias, quemaduras solares, etc... por eso, cuando me vió me preguntó si yo era peregrino "antes lo fuí.... por dos veces", pese a no estar peregrinando me atendió, lo hizo de una manera un tanto extraña, me hizo un masaje sobre el cuello, a medida que apretaba empezaba a acompañar su esfuerzo con eruptos, un tanto desagradables, alguno recordaba la esencia del ajo, al terminar, me dió unas bolas de anís, según él, era homeopatía, para mí era la primera vez que oía aquella palabra, más su masaje me sirvió de ayuda, aunque no fué una cura, pasaron quince días antes de que recuperase la movilidad total de cuello y brazo, sin embargo le agradecí en silencio los eruptos que aliviaron parte del dolor, quizás lo suficiente para iniciar los cerca de 1000 km que nos separaban de nuestro hogar ....., todavía guardo el frasco de bolitas de anís que seguramente ha reforzado mi memoria para no olvidar este episodio, sin embargo, mis experiencia con los curanderos no terminan aquí, en un viaje por las naciones indias, concretamente en la tierra de los Návajos, cerca del Monument Valley, intenté contactar con un chamán, en algún lugar leí que soy la reencarnación de un explorador amerindio, que vivió hace 800 años aproximadamente, por tanto quería experimentar la santería precolombina, quizás empeiotizarme para encontrar respuestas a mis preguntas, o simplemente visionar el camino a seguir ........, pero la experiencia no la pude completar, me conformé con descubrir a músicos nativos, que exploran con músicas puras para sus rituales, aunque no por ello me fuí descontento de aquella tierra preciosa de la que guardo un grato recuerdo, no en forma de fotografía ......; ha tenido que pasar mucho tiempo para que volviera a visitar a un curandero, ha sido hoy, el motivo: ....... "inflamació del tendó supraespinós" al menos eso me dijo el farmacéutico cuando le explicaba el tremendo dolor que sentía desde el cuello hasta el codo, sobretodo en la parte superior del hombro derecho, con gestos faciales acompañados de resignación me dijo "nano estàs ben fotut, d'aixó trigaràs molt a recuperar-te"., la medicina moderna tiene fácil solución..."un anti-inflamatorio después de cada comida, además de un protector de estómago por la noche",(vamos, si pudieran convertime en un enfermo crónico sería la ostia para las empresas farmacéuticas más interesadas en dilatar la cura en que sanar) afortunadamente, unas almas caritativas escucharon mi pena, dándome la solución que hoy aporto a mi breve escrito .: "Hay un médico chino, especialista en acupuntura que en muy pocas sesiones te dejará como nuevo". Tras una semana de no-dormir, con dolor intenso de fatiga eterna, cualquier cosa me parecía buena, total con probar no se pierde nada ....

Un último consejo me dieron....: "No li diguis res, que sigui ell qui trobi el que tens...", esa intriga aumentó mis ganas de ir, así que les dije, "¿podem trucar ara?".... la cita con el dr. la he tenido esta mañana, decidí ir acompañado de mi adorable esposa, que posiblemente esté más ansiosa que yo con mi pronta cura, pues ella también sufre mi insomio, el cual dificulta su descanso; me extenderé un poquito más que con las otras curas porque la de esta mañana la tengo fresca en la mente. Tenía la cita a las 9:30h. así que para no llegar tarde, en previsión de un posible colapso circulatorio, decidimos salir antes de las 8:30h., por lo menos no acumularía tenxión extra por llegar tarde, así que estaba muy relajado, encontrar la consulta fué fácil, la descripción del consultorio no la encuentro relevante, así que no me extenderé en estos detalles, concentraré mi descripción en la visita que fué relativamente corta....; con un gesto nos invitó a entrar en su despacho, sobre la mesa había una especie de cojín, para descansar el brazo, me remangó un poco las mangas y empezó a auscultar con los dedos de su mano derecha la muñeca de mi mano derecha, respiraba en silencio, poco a poco cambiaba la posición de los dedos, mientras mantenía los ojos cerrados, ese silencio, esa relajación también invitó a cerrar los míos, luego realizó lo mismo con la muñeca de mi brazo izquierdo, al cabo de unos minutos, como para confirmar sus sospechas volvió a pulsar mi brazo derecho, después de un silencio, me dijo, "¿tiene mucho dolor brazo derecho?" (a la vez que gestipulaba señalando su hombro derecho) "¿tiene dolor en ingle?" "¿tiene dolor lumbago? ¿tiene dolor testículo? ¿tiene dolor cabeza, ligero? ¿tiene ansiedad? ¿siente tensión cuello espalda?" la respuesta era SÍ a todo, me quedé sin palabras, un médico convencional no hace ni dice nada sin someterte a las radiaciones de los rayos X, las radiografías, o a una resonancia magnética......., aquel hombrecillo, que apenas hablaba castellano, había diagnosticado todo lo que me pasaba en unos minutos con la simple lectura de mis muñecas.....; tras instalarme sobre una camilla con el cuerpo desnudo, me clavó una serie de agujas por todo el cuerpo...... antes me dijo, "usted no tener problema grave", "yo curar todo", "brazo 3-4 semanas, ingle 7-8", "tu quedar bien"...... tan sólo han pasado unas horas, por lo menos estoy más contento, no podré atender a la cita semanal del partido de futbol, pero pese a este sacrificio estoy muy contento, no obstante, antes de recomendarlo a ningún amigo, espero ver los resultados de este curandero chino (médico especialista en acupuntura..... todo un mundo), y ya os contaré!.... como veis hemos pasado de un matachinos a .............